réquiem

I

Todos los objetos de mi casa
hicieron la maleta
y se marcharon.
Los llamé a señas,
los llamé a gritos
con palabras descalzas.
Los vi alejarse,
en procesión,
llenando de murmullos la cuadra.
El suelo se rompió
yo me hundí en el agua.

 

nudo ciego

XVII

Hago un nudo ciego
y vomito hacia dentro mis palabras;
convulsivas se desgarran la garganta,
se azotan contra mis costillas,
braman.
Les tapo la boca
y me muerden los dedos.
Intento estrangularlas
pero, suicidas, escapan
chorreando entre mis piernas.

 

nudo ciego

XVIII

Pero
la soledad no se marchó
fue sólo
que ya no pude
volver a tocarla

 

©Tomados del libro "la soledad justificada" de Armida García                                                                     REGRESO