La aventura plástica del poeta JOSE LUIS QUESADA

por Dagoberto Posadas

En las composiciones del pintor hondureño José Luis Quesada, lo humano se retoma como elemento de amplias posibilidades estéticas y formales. Las exploraciones gráficas de sus imágenes y personajes se nos plantean en visiones de manifiesta solidaridad humana. Sus propuestas están dotadas de un intencionado ejercicio del color, acción que utiliza como mecanismo regulador en el manejo de sus espacios.

"Considera que su arte es una atmósfera y colorido que gusta mucho, porque es un hecho visual. Al principio lo que importa es el impacto, luego vienen los simbolismos que permiten desentrañar la intención del artista".

Así como en la poesía, en la pintura "no pudo quedarse atrás y se dedicó con igual fuerza a la caza de 'la modalidad ineluptible de lo visible', de lo percibible y algo más, la semiótica puso al descubierto, la significación y la significancia como unidad y diversidad en el todo poético, dando como resultado un sentido estético asimilable no sólo desde la razón sino, y además, desde la sensación".

Su discurso estético "se plantea como un resultado de su experiencia vital a lo largo de su existencia, adquiriendo un significado si no totalizante, al menos abarcador del espíritu de una humanidad en donde el protagonista ve pasar el mundo conflictivo, las personas inherentes al amor, la muerte, la miseria, la soledad, la tristeza, todo ello circunscrito en la cotidianeidad".

En ocasiones dispone y estructura sus fondos como complemento de figuraciones y estilizaciones abarcadoras y emergentes.

Quesada busca la preeminencia de la línea y su fuerza para comunicar sus intenciones conceptuales. Gusta remarcar y acentuar el dibujo consecuente con el dramatismo y el impacto de sus conformaciones.

Casi siempre, "comienza un cuadro con un dibujo, luego lo pinta utilizando la técnica clásica con una combinación de color que sea interesante desde su punto de vista".

"Empezó a pintar con la técnica del óleo, ahora utiliza el acrílico porque seca rápido, lo que le permite trabajar con rapidez".

Existe en las obras de este singular artista, una preferencia por la agrupación de seres y personajes, situación que le facilita el uso y manejo de formatos horizontales, así como la disposición e inclusión de creaciones estilizadas y la recreación de temáticas en donde se percibe una interrelación entre los personajes.

En su plano básico, se desafecta de figuraciones o la consecución de espacios, solo y con la finalidad de no afectar la preeminencia de los mismos. A decir verdad, creo que Quesada funciona mejor en aquellas creaciones en donde sus fondos son tratados con estructuras que aluden a la línea y el juego de color.

En ocasiones, sus espacios posteriores son colores borrascosos que generan débiles contrastes sin mayores complicaciones. Por ello, son a veces espacios solitarios que nos remiten a la imagen, este tratamiento compositivo será sólo una intención para darle importancia al imaginario que se plantea en sus formatos.

El artista no quiere distanciarnos con artificios o personajes secundarios. Por eso, nuestro recorrido visual se sitúa casi siempre en las referencias de las imágenes inmediatas. No quiere disuadirnos o conducirnos a espacios que no representen importancia potencial en sus propuestas, de allí la fuerza que trata de imprimir a sus formalismos de fuerte impacto visual.

Así sus espacios serán entonces sólo una guía para facilitarnos o transmitirnos una atmósfera del entorno o una situación especial, en donde los brotes lumínicos son la conformación de una temática determinada.

Para José Luis Quesada, el volumen es de vital importancia, pero no ese volumen "a propósito", sino uno insinuado, el cual simplifica mediante un tratamiento matérico especial y el trabajo de una superficie con matices y sombreados que, potenciados en una síntesis particular, revoca en espacios que en visión de conjunto se nos trsmite a partir de unidades cromáticas, justo a la manera de los posimpresionistas.

No le interesa la utilización de un canon convencional, sino al contrario, juega con la estilización o el agrandamiento de seres y personajes. Será ésta, entonces una característica importante al momento de analizar las propuestas de este autor.

En algunas obras utiliza el pincel como si tuviera en sus manos una caña de bambú y especula en lo espontáneo de sus siluetas, trazando intencionadamente líneas y formas para proporcionar eventualmente, una visión "gráfica" de su propuesta. Sin embargo, nos parece que en algunas casos, el proveer de dibujo y al detallar ciertos rostros sus creaciones pierden fuerza creativa, ya que denotan estados anímicos que no son consecuentes ni determinantes con el conjunto de su obra. Si en la mayoría de sus propuestas trabaja a partir de la utilización de zonas lumínicas, el resaltar el dramatismo de sombras y espacios oscuros será lo necesario para evitar algún tipo de dibujo y detalle en la resolución de la identidad de sus personajes. Creemos que es innecesario que el pintor Quesada dibuje los detalles - de un rostro por ejemplo - si éste elemento resulta mejor conformado en la mayoría de los casos, mediante la evocación y potenciación de sombras y espacios oscuros.

Este poeta-pintor, gusta del trabajo matérico. Experimenta con revocados y "esfumatos", así como juegos artificiosos de pincel en la insinuación de luces y de pérfiles, para que nuestra visión recomponga imágenes y formas. Llega a veces a considerar el valor del alto contraste como una salida técnica a sus formalismos, de ahí la moraleja sobre lo innecesario de determinado detalle.

Sus formas agigantadas difieren en proporciones, esto debido a sus intenciones de clásico corte figurativo. Es evidente que las producciones de Quesada se encaminan hacia la experimentación y la búsqueda en sus concepciones formales. Dibuja y desdibuja sus detalles y personajes, hasta lograr un punto de equilibrio y aceptación.

Hay una síntesis gráfica en sus producciones, en lo elemental, nos remite que observemos gestos y actitudes de contemplación.

Sus visiones denotan empatía y un profundo humanismo solidario. La pesadez es una de sus intenciones con el objetivo de dar coherencia y sentido de unificación a sus composiciones. En su trabajo está planteado un personaje que nos mira levemente; melancólico, con un mutismo que dice más que mil preguntas.


©El Heraldo, sábado 11 de julio de 1998