V
Mientras, impávido, contemplo
de chirimías y panderos
tu celebración de aurora cómplice
te entregas completísima
a mi rival
el sueño
sin pudor.
VI
Hoy es ayer
Mañana será siempre.
Tus células me traen
noticias nuevas; y mi pecho
cansado de cansarse
baila al compás del son.
A lo lejos
de nuevo escucho
la llama del tambor
(Del libro en prensa Operativo/Amor)
GLIFOS
Cuando vienen a llevar
de tizingal, sus hijos
las gotas de saber que preservaron
en el rocío deja arcoiris
y menudos espejos de alborada.
Al frente siempre viaja Aldir Barú
con su astrolabio y con su mapa
de tierras y de soles
antiguos y futuros.
Sus edecanes, una
pareja que encontró
hace tres mil evones
en el medio oeste
esmeraldas, rubíes y diamantes
sobre un tablero oprimen
y el barco de la vida
navegar por la historia.
El bronce de una joven maianés
recuerda Aldir, después de todo
aquella que soñaba azul
y el jefe cinco lluvias
le entregará aun blanca.
¿Dónde su esfera de Iu
verdecerá las aguas
del amoroso río que escribía
en el aire los signos del misterio?
Román Vidú descorre su memoria
desde el puente, Aldir, enciende
la milenaria piedra y se despide
de esta ciudad que habrán de trasladar
cuando lleguen los rudos neanderthalis
desde Europa